Siempre me han gustado las encinas ( Quercus Ilex), son árboles de porte majestuoso, altos, poderosos y humildes a la vez. Nacen en cualquier sitio, al lado de un camino, entre rocas, en suelos áridos y pobres y sólo se riegan cuando cae el agua del cielo, por estas tierras no muchas veces. Aguantan nuestro frío y calor extremos. Su fruto es aprovechado por animales tan distintos como el cerdo o la grulla y roedores de todo tipo. Aquí están en su hábitat, la dehesa.