Nada más asomarnos al porche podemos contemplar como los frutales acusan la llegada del otoño y los primeros fríos, repentinos e inesperados, sobre todo después de la calidez de las últimas semanas.
Las parras poco a poco pierden sus hojas.
Las fresas se resienten del frío nocturno, tienen "malas hierbas" secas a su alrededor, pero no se las quitaré,les ayudarán a protegerse del invierno.
La lluvia amarilla ya ha comenzado alrededor de los melocotoneros, el color de las hojas es precioso.
Uno de los perales está trastocado con las altas temperaturas de las semanas pasadas y las bajísimas de ahora.
Y para terminar, una bandada de grullas volviendo a los dormideros por la tarde, después de pasar el día comiendo en las dehesas y en los rastrojos. Perdón porque las fotos no nos muestran toda la belleza de estas aves, ni sus llamadas para seguir el rumbo. Son impresionantes.
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